El Colectivo de Afectados de Pánico y Agorafobia ofrece información y ayuda a quienes sufren unos síntomas que suelen confundirse con depresión o ansiedad

El Colectivo de Afectados por el Pánico y la Agorafobia de Zaragoza (CAPAZ) es el lugar de encuentro y desahogo de quienes viven a diario con una enfermedad desconocida y poco comprendida, muchas veces confundida con la depresión o con los ataques de ansiedad. "El problema aparece cuando el médico de cabecera no te deriva a un especialista, en este caso un psiquiatra. Y, en su lugar, te receta pastillas de por vida. Pero, si caes en buenas manos, esta enfermedad se puede curar. Porque yo lo he hecho", afirma Isabel Fraile, presidenta de CAPAZ.

En general, las personas que sufren crisis de pánico se sienten incomprendidas. "La familia y los amigos ven esto como una debilidad o falta de voluntad. Y, en caso de que sí te entiendan, no saben cómo ayudarte", lamenta. De ahí que en el año 2000, un grupo de afectados decidiera unirse para, por un lado, contar con un lugar físico donde encontrarse y, por otro, pedir ayuda o información a profesionales y formar grupos de autoterapia.

"Aparentemente, todo comienza con crisis repentinas y sin conexión, pero con consecuencias físicas y psicológica comunes", explica Isabel. Estas personas sufren problemas cardiovasculares (taquicardias, palpitaciones) que pueden llegar a ser muy parecidos al infarto; problemas digestivos (náuseas, vómitos, diarreas), y musculares (dolores, agarrotamientos y adormecimientos). Pero también psicológicos, como la sensación de muerte inminente, la pérdida de control y la despersonalización.

MIEDO A SALIR DE CASA "Cuando los síntomas son permanentes y las crisis aparecen cuatro veces al mes podemos hablar ya de agorafobia. Una enfermedad que tiene mucho que ver con situaciones en donde uno no está seguro o vive situaciones de riesgo". Por ejemplo, temor a salir a la calle, coger un autobús o ir solo al cine porque "crees que vas a hacer el ridículo si te da una crisis y nadie sabe cómo actuar. Por ello, al final tiendes a evitar esas posibilidades y llegas incluso a dejar de trabajar o a salir de casa", añade Isabel, que dice haberse curado de todo ello hace ya cinco años.

Los datos con los que se mueve esta asociación revelan que entre el 1,5 y el 3% de la población llega a desarrollar alguna vez un síndrome de pánico, y que la mitad de ellos acaban finalmente con agorafobia. Que la edad habitual para desarrollarlo es de 25 a 40 años. Y que, estadísticamente, son las mujeres las más propensas a sufrirlo, mientras que los hombres que lo padecen tienden a esconderlo.

En la sede de CAPAZ, en la calle Colón, número 6 o a través del teléfono 976259807, cualquier persona que necesite información será atendida. "Enseñamos técnicas para afrontar las crisis a través de la relajación o meditación, y también organizamos ayuda de grupo con profesionales o reuniones de autoayuda entre nosotros", añade.

El 30 de septiembre, CAPAZ organizó en el centro cívico Universidad una charla-coloquio para darse a conocer entre los afectados y familiares. "Es muy importante saber que existen personas a las que les ha ocurrido lo mismo y entienden lo que les cuentas. Es un alivio muy grande contar con su consejo o, simplemente, con su comprensión", concluye. Porque el problema es tal, que de la veintena de miembros que creó CAPAZ, solo subsiste Isabel Fraile, ya que el resto se ve imposibilitado de seguir por su enfermedad.